Por: Silvia Núñez Hernández //agnveracruz.com
La cancelación de una conferencia de prensa programada en el hotel Emporio con el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de MORENA, Mario Delgado, y la candidata a la gubernatura de Veracruz, la zacatecana, Rocío Nahle García, generó una serie de burlas entre los representantes de los medios de comunicación de la conurbación.
¿A qué vino Mario Delgado? Pues a lavarle la cara a la Nahle y a su red de corrupción que creó para desviar millones de pesos a sus cuentas personales y así hacerse de mansiones (siete para ser exactos) con un valor de bastantes millones de pesos.
El dirigente morenista pensó en hacer el mismo circo y estrategia que implementó para defender a Arturo Zaldívar. Pero la deserción fue a causa de la entrevista que, casi a la misma hora de su rueda de prensa, le realizaba la periodista al empresario Arturo Castagné Courtier y su abogado, quienes antes de acudir a la FGR a denunciarla, se presentaron a la entrevista con Azucena Uresti donde brindaron detalles sobre su intención y la causa de denunciar a la zacatecana. Se dieron referencias del abultado desvío de dinero que la mujer hizo en su paso en la Secretaría de Energía; pero el raspón que hizo desistir a Delgadodea presentarse ante los medios del puerto de Veracruz, fue la noticia de que la mujer posee (aparte de los siete ya públicos) otras mansiones, entre ellas, una en Estados Unidos.
Lo cimbró. Dice el “pelitos necios” quien está bien cerca de ese grupo político y se encontraba en el lugar, que la noticia de la propiedad en USA era una información que la mujer zacatecana no les había informado y eso molestó mucho al dirigente nacional quien, colérico, prefirió cancelar. Ya me imagino la barrida y regañada -casi a gritos- le dieron a la corrupta de manera privada.
Yo me pregunto y obviamente, no hay respuestas. ¿Qué tiene que pasar para que la autoridad electoral la imposibilite, y la baje de su intención de gobernar a Veracruz? ¿Por qué a fuerza quieren encasquetarnos una mujer tan ambiciosa, nefasta, corrupta y además ignorante?
¿Quieren que los veracruzanos de plano hagan una manifestación en el estado de Veracruz para que se den cuenta de una vez por todas que estamos hartos de los políticos corruptos?
Ya son muchos importantes sectores que han hecho público su repudio en contra de la señora morenista.
Ya Morena es una marca política que muestra claras evidencias de ser un cartel político que opera bajo los mismos estándares y principios de la delincuencia organizada. Por eso su preocupación de aprobar en fask track ‘la Ley de Amnistía’, para que el ejecutivo federal tenga la atribución de aplicar el ‘perdón’ de manera directa a personas procesadas, sentenciadas o quienes hayan enfrentado acción penal que pudieran presentar elementos para conocer la verdad en casos relevantes. Es decir, una protección a delincuentes políticos como Morena, corruptos y a la delincuencia organizada.
En medio de la miseria que azota a millones de mexicanos, la clase política parece vivir en un universo paralelo, donde el enriquecimiento desmedido y la opulencia son la norma. El reciente escándalo protagonizado y denunciado por Arturo Castagné Courtier, la intentona de defensa de Mario Delgado en torno al enriquecimiento ilícito de Rocío Nahle García, candidata de Morena, es solo la punta del iceberg de una corrupción sistémica que carcome las entrañas de nuestro país.
El hecho de que un empresario como Castagné Courtier se vea en la necesidad de acudir a los medios de comunicación para denunciar el enriquecimiento ilícito de Nahle García es revelador de la podredumbre que permea en nuestra clase política. Mientras millones de mexicanos luchan por sobrevivir en condiciones de pobreza extrema, los políticos se enriquecen a costa del erario público, sin ningún tipo de remordimiento ni consecuencia.
La llegada de Mario Delgado a Veracruz, supuestamente para defender a Nahle García, solo evidencia la desesperación de un partido político que ve tambalear su imagen ante las revelaciones de corrupción. La noticia de las propiedades de la candidata en Estados Unidos, mientras el país se ahoga en la violencia y la desigualdad, debería ser motivo de indignación y repudio público.
Siete mansiones de lujo en manos de una sola persona, mientras el resto del país sufre las consecuencias de la pobreza y la inseguridad, es un insulto a la dignidad de los mexicanos. La impunidad con la que actúan estos servidores públicos es una afrenta a la justicia y al Estado de derecho, y el enojo colectivo que se está gestando en la sociedad es más que justificado.
Es hora de que la clase política deje de vivir en la opulencia mientras el pueblo sufre las consecuencias de su deshonestidad y su falta de ética. Es hora de exigir cuentas claras y castigo para aquellos que han saqueado las arcas del país en su propio beneficio. Rocío Nahle García y todos aquellos políticos que se enriquecen a costa del sufrimiento de millones de mexicanos deben rendir cuentas ante la justicia y ante la historia. La impunidad ya no puede ser la norma en nuestro país.
